martes, 30 de diciembre de 2008

Relato de un homicidio cuántico

"Cállate el pin%$ hocico!!" Le gritó Panchito sin miramientos mientras apuntaba el frío y oscuro cañon hacia la cara del anciano, "Si te mueves te trueno cab%$, al chile!!" continuaba gritando amenazador sin darse cuenta que la aparente seguridad en su voz se había convertido en un sonido quebradizo e inseguro frente a la figura arrugada y serena que se encontraba delante a él.

"No quieres hacer ésto Francisco, baja el arma", volvió a repetir el anciano, esbozando una sonrisa amplia y clara mientras dirigía éstas palabras al desdichado muchacho. "Cómo ching$# sabes mi nombre cabr%$#, cómo??!!", repetía una y otra vez panchito dentro de su mente, temeroso de hacer audibles éstas palabras; teniendo un sentimiento frío e inexplicable que le decía constantemente que realmente no quería conocer ésa respuesta.

Desde luego era entendible su precaria situación. Panchito había sido un cobarde la mayor parte de su vida, haciendo siempre el oficio de "recadero" para los de su banda, diciéndoles siempre "carnales" cuando en realidad el sentimiento no era recíproco. "Perrita" era el nombre que sus compañeros le daban a su espalda, y que en realidad iba más acorde con la personalidad de Panchito. Aunque claro está, una cosa es sospecharlo, y otra muy diferente es que te lo diga un anciano con un copioso lujo de detalle mientras se le está asaltando por unos cuántos billetes.

"Sé que tienes miedo Francisco, pero necesito que te calmes.... Cuando lo hagas, te explicaré todo lo que necesitas para llevar a cabo tu misión. Sé que no será fácil al principio, pero estaré contigo durante todo el camino, créeme, no estás sólo" Volvió a decir el anciano mientras se acercaba lentamente al cañón que sostenía Panchito de una forma vascilante, " Te estoy diciendo que no te acerques cabr%$!!" instigó Panchito al borde de las lágrimas; "Está loco" pensaba.Pero algo en su interior, algo dentro de sus tripas ardía en fuego mientras el anciano decía éstas palabras, cómo si dentro de su ignorante y frugal existencia Panchito supiera que las palabras del anciano eran ciertas.... " Que se chin$!", me vale ver&# la verdad".

El sonido del disparo resonó a lo largo del callejón. La sonrisa amplia y la mirada dulce del anciano se difuminaron mientras la sangre corría por el suelo, era un momento de fría muerte. A Panchito le habían enseñado que cuando le metiera fierro a alguien, o cuando lo tronara en lugar de enfierrarlo, debía correr. Correr lejos, para escapar y dejar que la adrenalina bajara, pero nada de eso ocurrió aquella noche. Panchito se quedó cerca del cuerpo, contemplando la decisión que había tomado. Se arrodilló junto al cadáver, como si estuviera admirando una pieza de su creación. No podía esperar para contarles a sus "carnales" lo que acababa de hacer, estaba completamente seguro que ellos apreciarían su obra maestra.

El muchacho se inclinó junto al fallecido."No mam$#, tenía el mismo tatuaje que yo en el brazo" Pensó Panchito mientras registraba el cuerpo en busca de cosas de valor. Sería entonces éste detalle el inicio de varias desafortunadas coincidencias.

Su rostro se tornó pálido cuando la complexión del anciano le resultó familiar; su cara claro estaba envejecida, pero una nariz aguileña le recordó alguna que se encontraba bastante cercana él, a distancia de un espejo. Desabotonó la camisa con dedos temblorosos y una cicatriz y lunar de nacimiento confirmaron un macabro e ilógico temor que jamás le haría sentido a nadie ni en un millón de años. Se había asesinado a sí mismo.

Panchito comenzó a correr como alma que lleva el diablo. En su mente se reprochaba el no haber huído antes para no ser testigo de tan inexplicable suceso. Una mezcla de temor y de incertidumbre se apoderaron de sus pasos. Más de una vez resbaló en el frío y húmedo asfalto para tan sólo reincorporarse a su despavorida y mediocre huída. Creyó por un momento que había gritado, pero jamás estaría seguro de ello.


Más tarde en su afán por entender aquello que no lo dejaría dormir por los próximos meses, aprendería a leer. Después animado por sus maestros, aprendería Física Cuántica para poder superarse en cuanto a nivel de vida se refiere. Y entonces, finalmente después de años de incertidumbre, encontraría la verdad.

Pero por lo pronto el único pensamiento que acosaba la mente de Panchito era, "Ching$#"$, aunque les diga a los carnales, no van a creer lo que pasó".

Fin

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