El suceso de Máximo Alonso

Creía Máximo Alonso dentro de su ser que la virtud momentánea de su éxito en realidad duraría por siempre. Creía que permanecería eterna e incorruptible ante los ojos de cientos de generaciones que contemprarían maravillados su notable hazaña.

"Sonríe campeón, ya eres grande", Pensó para sí mismo Máximo. Sabía que el viaje en el tiempo no había sido en balde, sino que su propósito existencial había sido finalmente justificado.

Camina por la calle 5 de Mayo sin preocupación alguna, ni siquiera el tremendo calor puede hacer mella en su grácil felicidad triunfante. "Triunfante", le agrada bastante ésa palabra, la repetirá varias veces antes de poder olvidarla en el trancurso del camino.
Jamás hubiese pensado que la misión tendría éxito. En su momento le dijeron que la acción preestablecida como perímetro aceptable cambiaría definitivamente el curso de la historia conocida hasta el momento. Le dijeron que si la misión resultaba, se podrían olvidar completamente de la opresión dictatorial llevada a cabo hasta entonces por el General Calleja.

"Parámetro, parámetro. No lo olvides torpe, no lo olvides", Recordó en su momento Máximo. Ahora ya no era necesario ése inútil dato. Había llegado sin contratiempos a la dirección en la calle Abasolo en el centro, donde se encontraba Calleja hecho apenas un muchacho.
Presto y sin vacilar despojó de sus amados tenis al pequeño infante y saliendo del domicilio los colgó de la línea de luz más alta que encontró. Calleja sufre en llanto, perfecto. El trauma ocasionado afectaría enormente el autoestima del muchacho; Jamás sería popular, jamás sería político, jamás llegaría a convertirse en dictador.

Máximo Alonso cruza la esquina de Montemayor y Morelos para llegar de nueva cuenta al domicilio en Abasolo, tan sólo para admirar tan ridículo espectáculo tan sólo una vez más.
Muy pronto sería teletransportado a su tiempo. "Quién lo hubiera dicho...." Piensa para sí mismo Máximo Alonso, "Un par de tenis han salvado el futuro".

FIN