miércoles, 18 de febrero de 2009

Relato de un desayuno

En la mañana me preparé pan tostado como desayuno.

Lo tosté con sumo cuidado, le embadurné mantequilla y estaba a punto de darle la mordida, cuando recordé ese bote nuevo de mantequilla de maní combinada con mermelada de fresa. Mmmmm, rayos, q delicia!.. le embadurné rápidamente el nuevo aditamento, no sin antes servirme un vaso de leche light (recuerden, los metros se deben cuidar). Mordí, mastiqué y bebí un buen sorbo de leche. Rápidamente la escupí al saborearla..

La leche sabía a vómito.

Porqué carajos??, la fecha de caducidad estaba bien... vencía hasta Mayo. la consistencia estaba bien, el color también... Porqué tenía que saber a miserable vómito (literal)? Arruinó mi desayuno, de hecho.. aún tengo el sabor en mi boca.

La pregunta anterior, sencillamente no tiene respuesta. Hay cosas en la vida que, por más molestia que nos cause, no podemos contestarlas.

No podemos darle respuesta a muchas cosas...

Porqué cuando te gusta la niña, a la niña le gusta alguien más?

Porqué si eres bueno en algo, no puedes dedicarte a eso?

Porqué sangramos?

Porqué morimos?

Porqué mi leche estába podrida?

Tantas preguntas, tan poco tiempo.

Lo que más me causa risa irónica.... Es cómo un vaso idiota de leche podrida puede enseñarte una lección.

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